Es duro tener que ver todo el rato esas 'señas', que parece que están puestas a propósito, para que te cueste más aguantar. Encima, éstas se dan con la máxima fuerza cuando, apenas hace 1 minuto, estabas diciendo hasta luego. Desde ese momento, ya aparecen sin parar, como una ráfaga de puñales que van directos a por mi.
Aunque ya para rematarlo, veo las 'señales' y pienso: '¿Pensará como yo? ¿O ya no se acordará si quiera de mi?' Eso es lo peor de todo, el miedo a que la distancia lleve al olvido, en vez de al recuerdo.
Cándido Matoso.
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