Ahora, ya no se que pensar, que sentir. Si antes era extraño, ahora ya ni te digo. No se que hacer (como siempre). Me pongo a pensar y siempre salen las mismas dos opciones, que se podrían resumir en un Sí/No que nunca llega a cumplirse del todo.
Aunque, aparte de estas, siempre sale la variante, que es el tiempo. El mismo que decidirá cuando llegue el último día, cuando ya no haya vuelta atrás y el pasado no tenga influencia en el futuro. El día en el que se sabrá si eres o no para mí. Tardará, pero no me cansaré de esperarlo. O tal vez si...
Cándido Matoso.
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