Lo único que de verdad importa, es acordarte de esa persona con la que compartías esos momentos. Piensas en la dicha y, lo que realmente esperas, es poder volver a vivir un instante igual con ese amigo. Lo mejor de todo, es que tarde o temprano, sabes que volverá a suceder.
A partir de aquí, solo tenemos un problema: Esperar a que eso vuelva a suceder. Hasta entonces, lo preferible es recordar las risas pasadas, esas risas que nunca salen de tu mente, risas que ayudan en los peores momentos; risas que nunca acaban.
Cándido Matoso.
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