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jueves, 15 de marzo de 2012

Ganas de comerse el mundo.

Pasan los días, semanas, meses, ... Pero las ganas de darlo todo en todo momento no desaparecen. La ilusión que comencé a forjar, sigue en mí, como si fuera el primer día, el día que empezó todo.
No hay tiempo para flaquear, cada día que pasa, ese sentimiento se hace más fuerte. La espera de que se cumpla puede hacerle larga, pero algún día sabes que se cumplirá.
¿Rendirme? Esa palabra no entra en mi vocabulario. Básicamente, porque tirar la toalla es fácil. Pero lo que tiene mérito es cogerla, secarte el sudor, y seguir luchando por algo que algunos tachan de imposible.
Nunca me cansaré de pensar en lo que creo y en lo que quiero conseguir. Todas las cosas negativas que me digan, entrarán por un oído y saldrán por el otro.
Aunque algunos días piense como ellos, como las personas que se rinden fácilmente, 'despierto' y me olvido de esos momentos. Solo porque las ganas de comerme el mundo son infinitas...

Cándido Matoso.

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